Crisis de Comprensión

La Verdad Herida

Nuestro país atraviesa una situación política sumamente confusa, producto de la confrontación ideológica que desde abril del 2008 gana cuerpo, cuando la Alianza Patriótica para el Cambio ganó las elecciones nacionales, produciéndose la pérdida del Gobierno Nacional por el Partido Colorado, que lo detentaba después de 70 años.

Ello trajo aparejado que el Ejecutivo Nacional comenzara a ser administrado por un equipo sin experiencia, con mucha voluntad pero sin profesionalismo, que no supo aprovechar el período de gracia que le otorgó la esperanza popular de que los grandes males que sufre la nación comenzaran a ser combatidos.

Hasta ahora, el grueso de la población continúa esperando algún viso de solución a los problemas más graves, como es la falta de empleo y la pobreza de la mitad de los más de seis millones de compatriotas, una cuarta parte en situación de extrema miseria, con más de un millón emigrado, causando desarraigo personal y familiar, con una secuela lamentable de conflictos de parejas que afectan en especial a los hijos.

Innegable es que es imposible superar todas las lacras heredadas en menos de dos años, pero no es menos cierto que ya debería poderse palpar concretamente algunas mejoras en los planos más acuciantes de la vida diaria, como debe ser un mayor poder adquisitivo de la canasta familiar, esa cosa simple pero imprescindible de comer todos los días, todos los habitantes de este querido país.

Los colorados, sorprendidos por su derrota han sido incapaces de reaccionar en la forma que deben, comportándose como la primera fuerza opositora al Gobierno de Fernando Lugo y, por el contrario, comenzaron a salir de debajo del sopor divididos, incapaces de invertir el inmenso capital partidario que tienen, depurando sus filas de los elementos más nocivos, por corruptos y por incapaces, abriendo posibilidad de participación a los mejores cuadros de sus bases, entre los cuales hay jóvenes de mucho valor ninguneados.

En el análisis y balance de la coyuntura actual, la primera víctima es la verdad y la segunda es la información honesta, porque de todas partes, cada actor en juego, manipula a su antojo la realidad, dejando a la población en la perplejidad, ante casos de singular importancia para la vida del país.

Es hora de que todas las fuerzas políticas, gremiales, empresariales, sindicales, sociales, organizaciones campesinas, el movimiento cooperativo y tantas otras instituciones, comiencen a razonar en términos de paraguayos y hagan un esfuerzo de entendimiento, aprovechando el clima democrático que se vive.

Dialogar es imposible en medio de un régimen tiránico, pero procurar abrir el paraguas y ponerse a buscar salidas a la crisis actual de incomprensión en medio de la paz social, no es ninguna quimera, ni ningún desatino, la cosa es asumir la responsabilidad cívica de cada contendiente y saber que, para alcanzar algo de armonía, es necesario que cada uno renuncie a algo, al menos a un pedacito minúsculo de su parcela particular.

Una cosa muy evidente es que los medios de prensa están jugando un papel protagónico en la vida del país, como jamás han tenido, con mucho más influencia en la opinión pública que los partidos políticos y eso no es saludable, porque trasvasa funciones.

Debido a ello, hay abusos y, en muchas versiones periodísticas se constata una exageración muy irresponsable para presentar los conflictos, con un deliberado interés comercial por atizarlos, a los efectos de satisfacer determinados intereses políticos y, a la vez, garantizar mayores beneficios en venta y audiencia, en especial en los grandes diarios y en los canales de televisión, sin excepción.