Desde el 23 de abril, continúa el derrame de petroleo en el Golfo de México, tras la explosión de la plataforma de la British (BP), con 11 trabajadores muertos, en lo que expertos de diversos países, califican como el peor desastre ambiental de la industria de toda la historia de Estados Unidos.
La tragedia, que está matando millones de peces y provocando un daño incalculable a la flora y fauna de toda la región, habría sido prevenida desde algún tiempo por estudios científicos sin que la gigante petrolera que opera en Estados Unidos, tomara alguna medida.
Al mismo tiempo, la BP registró este primer trimestre del año, ganancias por seis mil millones de dólares, el doble del mismo período del 2009, año que cerró con un beneficio de 327 mil millones de dólares, suma que la sitúa como la tercera empresa más importante del país.
La BP hace sesenta años se llamaba Anglo-Iranian Oil Co. (AIOC), y cuando el Gobierno persa, presidido por Mohammed Mossadegh, le pidió que compartiera un poco más sus ganancias con el pueblo iraní se negó, forzando la nacionalización, medida que se volvió en contra, con un Golpe de Estado.
Tras ese acto deliberado de intromisión en la vida interna iraní, la AIOC cambió su nombre al de British Petroleum, recuperó sus acciones e impuso al frente del Gobierno al Sha Reza Pahlevi, quien fue derrocado veinte años después `por la revolución islámica, encabezada por el Ayatollah Jomeini.
Con un logo con flores verdes y amarillas, la empresa desarrolló una gigantesca campaña publicitaria en el 2000 y comenzó a llamarse BP, incursionando en vastas áreas de la vida norteamericana, en particular en la política y las finanzas.
En el 2005, su refinería en Texas también explotó, con un saldo de 15 muertos y 170 heridos, muchos de gravedad, con lesiones incurables, y al año siguiente, el oleoducto de la BP en Alaska derramó 200 mil galones de crudo.
En todos esos actos, la poderosa BP ha sido multada, pero con sumas tan ridículas que resultan un insulto a la inteligencia y sensibilidad humanas.
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