Emigrante

Se dice que un emigrante es aquel que deja su país de origen, para ir a vivir en otro. De alguna manera hay que encasillar los conceptos.

Para mí, el emigrante es quien arranca parte de su raíz justo para sobrevivir en lejanía; la otra queda en su terruño a la espera de un retorno.

Se le compara a un ave migratoria y no es lo mismo. El ave que migra sabe a lo que va y también que regresa al punto de partida. Va acompañada con los suyos, que son parte de sí misma.

¿Y, el emigrante, qué tiene por delante?. Un futuro incierto y, a veces en el intento, la muerte le sale al cruce.

Yo prefiero comparar al emigrante con un camalote, en medio de la correntada del mundo. ¡¡Tan ajeno!!.

Espero llegue un día en que la tierra vuelva a ser una, sin fronteras, fraternal, acogedora, universal.

Así, ya no habría extranjeros ni emigrantes, con un pie adelante y otro atrás, atados a sus raíces y a la tierra donde nació, la que, si regresa, hay ocasiones en que lo mira con gesto de extrañeza. El hijo que partió ya no es el mismo y tampoco el país de su memoria.

¿Cuál es mi tierra?. Cuál, cuál, cuál?, se pregunta muchos días en su soledad el emigrante, con acento desgarrado. El eco le responde, ¿Cuál, cuál, cuál?. No hay respuesta, porque el emigrante, finalmente, es de todas partes y de ninguna.

SELVA.-